Los amores pasionales (Poema del disco-libro "Mis paisajes interiores")
Me dicen a menudo que podríamos haberlo hecho con calma,
pero nadie sabe lo que es sentirse un proyectil hacia tu boca,
sentir lo que sucede cuando te moja la locura,
sentirnos dos agentes explosivos.
¿Calma?
¿Cómo iba a haber calma entre nosotros
si ella era una de esas personas
que apaga los incendios con un lanzallamas
y yo uno de esos imbéciles
que se ponen cada tarde
un chaleco empapado en gasolina
por si una espalda incendiada,
por si una chispa de ternura?
¿Cómo iba a haber calma? Dime.
¿Cómo iba a haber calma
si solo buscábamos prender
y el deseo es una fuente de energía
difícilmente renovable?
¿Quién quiere sosiego
cuando la felicidad te habla a ti
y se resume en un sexo que descorchas?
¿Cómo iba a haber calma? Dime,
¿cómo?
Si ella era alérgica a la calma
y yo adicto a sus incendios.
No podía haber reposo
porque después de cada noche
nuestro nombre era ceniza.
No iba a funcionar jamás.
¿Cómo iba a hacerlo
si en sus ojos no cabían ya más despedidas?
¿Cómo iba a salir bien
si ella era aficionada a los mensajes a deshoras
y yo odio esos amores
que prometen por la noche
y olvidan por el día?
No iba a funcionar porque fuimos felices
y no nos enteramos.
Guardad vuestros consejos,
no me vengáis con asambleas
si no sabéis lo que es tocar una piel
y quedar desintegrado.
Sabéis, como yo,
que aquello no iba a funcionar.
Lo sé porque nunca
vi escrito un "tal vez"
en los renglones de su boca
y ella
y yo
éramos misiles tierra-aire,
ese tipo de personas que se elevan al cielo
dos minutos antes
del momento de explotar.
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